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Si un niño aprende a reconocer y gestionar sus emociones adecuadamente, sabe enfrentarse y afrontar mejor las dificultades de la vida.
- Podemos tener rabia, enfado, tenemos derecho, pero debemos aprender a canalizar las emociones negativas y que no se transformen en agresividad y violencia. Ellos deben aprender esto viendo cómo canalizamos nosotros nuestras emociones y también, analizando con ellos situaciones en las que estas emociones se ponen a prueba, descubriendo con ellos alternativas a la agresividad y las respuestas violentas.