El JABALÍ:
CARACTERÍSTICAS
El jabalí (Sus scrofa), es un mamífero de tamaño medio con una cabeza grande, patas cortas y delgadas. El tamaño varía según los factores medioambientales de las regiones que habitan. Los machos superan un 5-10% en tamaño a las hembras, por lo que existe dimorfismo sexual. El pelaje del jabalí es corto, grueso y áspero al tacto, con un color que varía con la edad. Las crías tienen unas franjas de color amarillo, marrón oscuro y blanco a lo largo del lomo, coloración que pierden cuando alcanzan los 4 meses.
Es cosmopolita. Se trata de uno de los mamíferos más ampliamente distribuidos en el mundo. Tiene una alta capacidad adaptativa para vivir en muchísimos tipos de hábitats terrestres, especialmente templados y tropicales. Las condiciones para ocupar un hábitat son: presencia de una fuente de agua cercana, vegetación censa que le sirva como refugio y ausencia de nevadas regulares.
ALIMENTACIÓN
Su alimentación es omnívora, alimentándose sobre todo de materia vegetal (frutos, tubérculos, raíces y semillas, rizomas, bulbos, bayas, ramas, brotes, corteza y hojas. Su alimento animal se basa en pequeños animales (serpientes, ranas, insectos, roedores, lagartos, huevos de aves, lombrices de tierra, peces, moluscos, cangrejos y carroña.
COMPORTAMIENTO
Es una especie gregaria, se desplaza en grupos de tamaño variable (6-20 miembros). La unidad social básica se compone de 1 o más hembras y sus crías. Los machos son más solitarios, uniéndose a los grupos en la época reproductora para aparearse. La temporada productiva va de noviembre a enero.
ACERCAMIENTO DE LA ESPECIE A LAS ZONAS URBANAS
A consecuencia de la destrucción de hábitats y abandono de zonas rurales, el jabalí se acerca a las zonas urbanas y periurbanas donde encuentra el alimento de los desechos de la población.
La presión de la caza provoca que los jabalíes huyan de sus hábitats naturales y que generen desequilibrios que afecta a la conducta de estos animales.
En Barcelona, en Abril 2017, se puso en marcha un proyecto piloto sobre 100 ejemplares con la administración de una vacuna anticonceptiva reductora de la producción hormonal en el organismo de los jabalíes. Realmente no se trata de una esterilización, si no de una inhibición del deseo sexual temporal, ya que se pierde su efecto de dos a cuatro años. El jabalí se reproduce muy rápido, tiene más de una camada al año. Se ha constatado que en zonas donde la presión de la caza es muy alta, el jabalí lo compensa criando más. Las hembras acortan el periodo de gestación y paren antes, lo que conlleva a un aumento de la población. Por lo tanto, la caza no es la solución.
La fundación FAADA elaboró un informe (http://faada.org/docs/INFORME-PORCS-SENGLARS.pdf) donde se definen las siguientes medidas de control ético:
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Controlar las fuentes de alimento para ellos, mediante la instalación de barreras físicas que puedan impedir el paso a los animales, o instalar contenedores con sistema anti-volcaje.
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Dejar de alimentar a los individuos que se acercan a las zonas urbanas y periurbanas.
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Organizar jornadas y charlas para concienciar a la gente acerca de este problema.
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Usar repelentes olfativos y gustativos.
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Actuar sobre las zonas de cultivo con vallados o delimitando con especies que no sean de su agrado.
Llevando un control de estas medidas y un seguimiento de las mismas, la caza no debería ser considerada como una medida indispensable para controlar la población de jabalíes.