FAUNA SILVESTRE – ANFIBIOS:
SAPO CORREDOR (Epidalea calamita)
Los adultos miden unos 6 cm de longitud. Se distingue del sapo común por una línea longitudinal amarilla o verde claro en la mitad de la espalda. Cuerpo rechoncho y verrugoso. Destacan unas patas relativamente largas (diseñadas para caminar en lugar de saltar) y unas glándulas parotídeas muy marcadas y paralelas. La coloración es muy variable, generalmente a base de manchas irregulares verdes sobre fondo claro. Las hembras son ligeramente mayores que los machos.
La alimentación del sapo corredor es carnívora, se compone de distintos tipos de insectos y presas invertebradas a las que por su tamaño pueda dar caza.
Su actividad es principalmente nocturna. El celo de los sapos corredores va en función de los periodos de lluvia. Se reproducen detrás de cada periodo de lluvias a lo largo de ciertos meses al año. En la zona de levante y sur peninsular, pueden criar en los meses de otoño e incluso durante todo el invierno. Los machos se juntan en época de celo en los puntos de agua con la cabeza y el cuerpo erguido sobre el agua hinchando su saco vocal, formando coro con los otros machos. La cópula puede durar entre 10 y 12 horas y se suele dar fuera del agua. La puesta consta de dos cordones de huevos de varios metros con unos 4000 o 5000 huevos.
En cuanto a su hábitat, se trata de una de las especies de anfibios más adaptable, teniendo predilección por las zonas áridas. Sólo va a los puntos de agua para reproducirse en primavera. Por lo tanto es una especie eminentemente terrestre. Se reproduce en charcas muy efímeras y temporales, como lo puede ser un simple charco de lluvia que se forme en una vaguada. Es capaz de vivir en aguas muy salobres, incluso las larvas pueden soportar mayor salobridad que los adultos. Pueden soportar temperaturas de entre los 5ºC hasta los 44 ºC y un Ph entre 5 y 9.