Un equipo experto revisa los alrededores del yacimiento en búsqueda de restos en el subsuelo

Villena, 21 de julio.- Expertos en prospecciones de subsuelo han comenzado la primera fase de las excavaciones en el Yacimiento Romano de Casas del Campo con el análisis geofísico del terreno colindante que permite, gracias a la utilización de sistemas de alta tecnología, detectar posibles restos sin necesidad de hacer sondeos. Posteriormente, y cuando se tengan los resultados de esta primera fase, se iniciará el trabajo de campo en el yacimiento a finales de agosto, según ha explicado hoy Luz Pérez, técnico en arqueología del Ayuntamiento de Villena.

Pérez ha comentado que la campaña  2022 se va a desarrollar en dos fases. La primera consiste en la prospección geofísica de una serie de parcelas, próximas a la zona excavada en años anteriores, con posibilidades de que los restos arqueológicos se extiendan por ellas. La segunda, se centra en la excavación arqueológica de una estancia descubierta en campañas anteriores, prevista a final de agosto.

El objetivo de las prospecciones es impulsar el desarrollo de la investigación mediante técnicas geofísicas, con magnetómetro y georradar, capaces de detectar restos arqueológicos en el subsuelo sin necesidad de realizar sondeos en el terreno. “La empresa valenciana Geozone Asesores S.L., encargada de realizar dicho estudio, combina la prospección magnética con el georradar para conseguir una valiosa información a la hora de interpretar el gráfico de las anomalías magnéticas”, comenta la responsable en el área de Arqueología del Ayuntamiento de Villena.

Por su parte, el magnetómetro mide el campo magnético del subsuelo, información con la que se genera un mapa que recoge las anomalías debidas a heterogeneidades en el subsuelo. “En los puntos donde se reflejan dichas irregularidades es donde resulta de gran interés utilizar el georradar que, a través de una antena, emite una onda de radiofrecuencia pulsada hacia el subsuelo hasta localizar una capa con diferente valor que refleja y recoge en superficie permitiendo calcular su profundidad”, ha comentado Pérez, quien añade que “estos métodos permiten evaluar el potencial de un yacimiento arqueológico, es decir, la extensión que ocupa, la cantidad de los hallazgos, la profundidad, etc., además de ahorrar tiempo en la búsqueda de los restos y permitir planificar posteriores intervenciones.

 

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