El hallazgo, ubicado en la línea de viviendas no supondrá la paralización de las obras, pero sí activa las medidas de catalogación y protección
Villena, 26 de marzo.- Las obras de reurbanización del Barrio de San Antón han dejado a la luz un tramo de las murallas de la ciudad medieval en la calle José Zapater, que ha obligado al Servicio Municipal de Arqueología y Patrimonio (SEMAP) ha activar el protocolo necesario para su análisis y la toma en consideración de las medidas de protección, aunque se ha descartado que este hallazgo suponga un retraso en la planificación de las obras.
El descubrimiento se produjo el pasado lunes durante las obras de picado mecánico de la acera, cuando el arqueólogo de la empresa que realiza el seguimiento arqueológico, Aitor Ayala, detectó un tramo de la muralla medieval de la villa. Inmediatamente, tanto desde el SEMAP como la propia concejala de Cultura, María Server, acudieron al vial para conocer la entidad del hallazgo y solicitar información del hallazgo.
Server ha explicado que “dado que la muralla se trata de un Bien de Interés Cultural, junto con el Castillo de la Atalaya, es necesario adoptar medidas de protección y conservación para que las obras presentes y futuras de reurbanización no dañen los lienzos que se han conservado durante siete siglos”. En este sentido, en coordinación con el personal técnico del SEMPAP, se establecerán las medidas necesarias para su conservación y difusión cultural.
La muralla de Villena fue construida en la primera década del siglo XIV, en época de Don Juan Manuel, y abrazaba buena parte de lo que se conoce como el barrio de La Villa, conectándolo con el castillo y dejando fuera de su abrigo a “El Rabal”. Posteriormente, a finales de la Edad Media el recinto perdió su sentido defensivo así que la muralla fue absorbida por las fachadas de las construcciones domésticas o, en otros casos, derribada para ampliar los accesos urbanos.
En esta zona de Villena, durante 2009 y 2022 se han localizado otros dos segmentos de la muralla, uno en el subsuelo de la Puerta de Almansa y otro en el inmueble nº7 de José Zapater, debajo de un pavimento de ladrillos. En todos estos casos se trata del zócalo de la fortificación efectuado con tapial de mampostería de cal.
En 1988, José María Soler, en su artículo sobre las murallas de la ciudad, al hablar del recorrido de la muralla de la parte norte, dio noticia de la existencia de restos en la Puerta de Almansa y las calles Juan Chaumel y José Zapater, antigua “calle del muro”.